Tomar una decisión sin mirar atrás es tan difícil como intentar escoger el camino correcto. Buscar una solución práctica es tan sencillo como enfocar el problema desde otro punto de vista.
Caminos que se separan, vías que nunca se juntarán.
Caminar a ciegas por la vida sin saber el cómo, el cuándo y el porqué de las cosas. Pararme en seco en medio de la calle y dejar que mi mente me escupa preguntas a las que no puedo responder.
¿Por qué estoy aquí?
¿Por qué suceden las cosas así?
¿Por qué no puedo hacer nada por evitarlo?
Porque, joder, porque…
Ver que la gente no se inmuta, como si todas las dudas y miedos que a mí me aterran no tuvieran ningún efecto sobre los demás. Ver la tranquilidad de las personas que a mi lado pasan y sentir que al parecer no les atañe lo más mínimo.
En momentos en los que siento que no puedo, instantes en los que busco fuerzas a mi alrededor. En esos precisos segundos, antes de que te tome la decisión equivocada, apareces tú de la nada. Con un simple chasquido de dedos cambias rotundamente mi forma de ver las cosas y las preguntas que antes me planteaba se transforman de forma directa en respuestas con un final feliz.
Y así fue como te conocí…
Caminaba solo por la calle mayor del centro de la ciudad. Era una mañana fría, el sol se había escondido tras el manto de las nubes. El joven muchacho miraba a su al rededor, se sentía perdido. Percibía que no era su lugar y buscaba en el interior de alguna de las personas que a su alrededor paseaban algún aliciente por el que luchar, por el que seguir adelante. Cruzó la calle y al doblar la esquina la encontró. Se detuvo en seco y se la quedo mirando de forma inaudita.
Entonces él se acercó a ella y aunque quiso no puedo evitar hablar con ella:
– Seré breve y conciso, no me conoces, pero eres la mujer de mi vida. Quizás pienses que estoy loco, que no debería decirte esto, pero aunque no te lo creas es verdad. Estamos hechos el uno para el otro, no importa que hoy no lo entiendas, que nuestras vidas se distancien, o que incluso tengas una relación con otra persona. Al final siempre volverás a mi lado.
Aunque sea duro esperaré, aunque me parta el alma, sabes que siempre seré tuyo.
P.D.: Te quiero.
Este es otra obra genial que te has inspirado. Me encantó de verdad.
Hace que uno sienta lo que escribes como historia propia. De verdad sigue así increíble.
Que decir. ¡Bellísimo!
Un gusto haberte encontrado. Un beso.
¡Qué bien escribes! Siempre me ha chocado ver a un chico expresarse así, sé que suena ridículo, pero es a lo que me tiene acostumbrada la sociedad.
Hacía tiempo que no pasaba por aquí, ahora que tengo blog lo haré más a menudo.
Cuídate, un beso.