Quiero que sepas que lo intenté, que superando toda la vergüenza y apartando la timidez, te demostré eso que hacia ti me empujaba. Ahora el paso ya está dado, únicamente espero tu respuesta, tu aliento, tus ganas, que equiparadas a las mías nos junte y haga que esto funcione. Aunque simplemente no tengamos nada en común.
Tu inocente mirada, el suave gesto de la comisura de tus labios cuando sonríes, el alegre movimiento de tu cabello que vencido por el suave viento dibuja olas en el aire y se tiñe de un color dorado.
Si grito, no te escucho,
Si miro, no te veo,
Si busco, no te encuentro,
Si te encuentro, no lo entiendo,
Si te pierdo, me arrepiento,
Si te vas, si no estas.
Como en los cuentos que mi padre me leía de pequeño, soñar que soy el príncipe y tu mi princesa. Y aunque exista una o mil madrastras, saber que nada va a cambiar. Da igual que sea una rana, que pierdas el zapato, o que muerdas la manzana. El final siempre será el mismo.
¿Por qué no creer que es posible?
¡Tú y yo! ¡Yo y tú!
Dibujando eso que un día empezó como un simple cuento infantil.
