Sueños que un día creí posibles, necias palabras que alegraban mi mirada, así era mi vida contigo. Un cúmulo de ilusiones falsas que me jugaron una mala pasada.
Todo comenzó un día de verano, recuerdo que el resplandor del sol iluminaba tu mirada. Nos cruzamos, nos miramos y sin darnos cuenta ya no existía vuelta atrás.
Todo fue perfecto, cada instante, cada momento a tu lado, cada segundo de mi vida junto a ti, como en esas películas de final feliz.
Pero un día todo se acabó, como un simple punto y final en un libro de amor. Me quedé solo, con lo puesto, con todos mis sueños por empezar, con todas las ilusiones por construir.
Y me olvidé de ti. Por un momento borré ese recuerdo triste de mi mente y me propuse empezar de cero. Dejar atrás todo el dolor, todas las amarguras que me hacían daño. Me sentía encadenado, condenado a una vida llena de tristeza y penurias, sin posibilidad alguna de poder cambiarlo.
Por un instante decidí que no era esa la vida que deseaba y lo borre de mi mente, dejé todo el pasado atrás y empecé a construir mi nuevo futuro.
Hoy puedo decir que todo lo pasado a sido duro, pero no me arrepiento de haber luchado e intentaré no volver la vista atrás, porque si no, todo habrá sido en vano.
El pasado deja huellas que pueden marcar. El límite de ese dolor solo tú mismo lo puedes marcar. ¡No dejes que te afecte jamás!
