Los segundos, los minutos, los días de una vida que va pasando, sin que nada pueda hacer, sin que nada lo pueda parar. Intento buscar soluciones, razones, sentidos a las cosas, pero todo es en vano.
Cansado de que las lágrimas que caen por mis ojos, inunden las mejillas de mi rostro y mojen unos labios que ya están resecos de tanto dolor. Cansado de que lo más alegre y feliz de mi vida sea, el silencio, la paz, la calma que siento cuando en la oscuridad de mi mundo me encierro y no escucho ningún sonido.
Ya casi ha pasado un año desde que decidí cambiar mi vida, un cambio radical, empezar de cero en la nada de un mundo lleno de personas que evitarían a toda costa que saliera adelante. Decidí saltar del barco, cambiar mi rumbo, marcar mis propios objetivos.
Porque la vida es demasiado corta como para hacer todo lo que quieren los demás y estoy seguro de que dos oportunidades nunca me va a dar. Tengo que tener claras soluciones, ya que siempre es bueno tener la posibilidad de elección.
Un único destino, lleno de contradicciones y grandes rocas a lo largo del recorrido. Pero estoy convencido, contigo o sin ti, voy a hacer el camino.
Como pasa el tiempo, sin que te des cuenta, en una décima de segundo, adiós.
Esa fue tu última palabra en el final de nuestra conversación y el principio del primer texto de mi blog. Un blog que a lo largo de estos casi 365 días me ha ayudado a encontrar el sendero de lo que creía prohibido.
