Un bosque perdido, en una senda oscura, así me siento yo aquí. Perdido, buscando razones para seguir adelante. Cada día que pasa es una lucha diaria, es un acto de superación.
Aprendo miles de cosas nuevas, moverse por el mundo de forma adulta, es una cosa tan complicada. Quiero volver a ser el niño de ayer. Aquel muchacho sin complicaciones, con la vida solucionada, sin ningún tipo de preocupación.
Quiero volver a ser ese chiquillo que no sabía nada de la vida y le decían aquella frase de; «aprovecha que eres joven, que la vida es muy dura». Qué razón tenían todos esos sabios que parecían dar consejos estúpidos sin ningún tipo de sentido.
Pero ya no hay vuelta atrás, mi vida ha empezado a andar y solo quedan recuerdos de todo lo vivido. Aquellos frágiles suspiros del pasado que ya apenas en mi mente tiene espacio. Desde que llegue aquí, la vida ha cambiado, 3000 km de distancia me han tenido que separar de ti para poder volver a respirar, me has hecho dejar todo atrás para poder mirar un poco por mí.
Tú no tienes la culpa de nada, fui yo que cuando me quise dar cuenta estaba locamente enamorado. Pero bueno, coger aire y resignarse, mi vida ha vuelto a comenzar, el pasado ya queda atrás y mi futuro ya está a punto de llegar. Espero con impaciencia y emoción todas esas sorpresas que el futuro me tiene guardadas, y aunque no sé qué es lo que va a pasar, solo sé qué a tu lado jamás no volveré jamás.
Porque no quiero volverlo a pasar mal. Suspiros de alegría, suspiros de aire.
