Que fue de aquella vida, que fue de aquel pasado. Ya quedo en el olvido, sin mirar atrás, sin entender él quizá. A 3000 km de ello, tratando de recuperar lo poco que dentro de mí tú dejaste.
Porque mi vida era como la construcción de una linda casita. Toda ordenada, alegre, en general una vida metódica. Pero un día el cielo se tiñó de gris y un fuerte huracán derribó esos pilares sobre los que se asentaba y todo se vino abajo. Todo quedó derrumbado como si de una frágil hoja se tratase.
Tú fuiste ese día gris, ese temporal que hundió todo aquello por lo que tanto sudor y lágrimas había derramado. Tuve que alejarme de ti para no hacerme daño. Tuve que separarme de ti para no sufrir más estando a tu lado.
Fue una dura decisión, cuando parecía que ya lo tenías claro, tú y yo, con el único objetivo de ser felices.
He borrado tu foto del recuerdo de mi mente, y ya dejé atrás todos los momentos vividos para volver a empezar.
Ya dejé de sufrir, porque me he dado cuenta que no fui el culpable.
Deje de atormentarme porque el mal tiempo fue el causante.
Al mal tiempo buena cara. Porque tengo 3 motivos más.
Sé que las historias de amor no duran más de siete años y la crisis se inicia ya en el sexto. Que la pasión, incluso la más fuerte, se desvanece. Y el aburrimiento pasa a ocupar su lugar.
La costumbre hace que todo parezca igual de apagado, sin estímulos. Y el amor, ese que se describe en los libros y en las películas, resulta ser una mera fantasía.
Y se sigue así, atrapados en un círculo vicioso de hipocresía en el que ninguno de los dos tiene el valor de decirle al otro que el sentimiento ha cambiado, que se ha agotado, que ha desaparecido.
Qué tristeza.
¿Así es la vida?
¿Uno se vuelve así?
La vida es un misterio, podemos estar presentes 100 años o solo unos segundos, sea el tiempo que sea, siempre dejaremos algo dentro de otras personas, querámoslo o no.
