En una fiesta desmadrada, rodeados de personas cercanas y desconocidas. Los dos unidos por la barra de un bar pisando una falsa arena y compartiendo un vaso de una bebida de alta graduación. Así tuve la suerte de cruzarme contigo.
Un chica increíble de respuestas inteligentes que me dejo sin preguntas.
Llegaste a mi vida en un momento inestable, no sabia el pozo en el que realmente estaba metido. Uno de esos momentos en el que seguramente casi cualquier persona hubiera preferido pasar y seguir adelante. Pero tú no, decidiste tocar el botón de STOP del autobús y bajarte en la siguiente parada.
Yo no supe que decir, como agradecer, como responder a esos momentos en los que la palabra magia trataba de explicar lo que estaba sucediendo. Sin saber como, rompiste mi coraza, te abriste paso entre tanta oscuridad y llegaste a encender una cálida hoguera en mi interior.
Ahora soy vulnerable a ti, a tus palabras, a tu estado de animo. Un poquito de ti es parte necesaria en mi día a día. Hablar contigo es tan fácil como dejar la mente en blanco. No es necesario fingir, no es necesario cambiar ni una palabra.
Porque cuesta quedarse con «lo más bueno» de alguien que tiene tantas cosas buenas.
A veces, los caprichos de la vida te brindan la oportunidad de conocer personas maravillosas, y creo que contigo me tocó la amistad más valiosa. No hay premio más grande que contar con alguien que, en los momentos difíciles, decide quedarse, decide escuchar, decide ofrecer su mano sin esperar nada a cambio.
Tu amistad ha sido un faro en medio de la tormenta, una luz que ha guiado mis pasos cuando me sentía perdido. Me has mostrado que no es necesario enfrentarse solo a los retos de la vida, que rodearte de las personas que se preocupan por uno, hace que cualquier carga sea más llevadera.
Gracias por estar ahí, por ser ese ancla cuando todo lo demás se tambalea. Gracias por cada momento compartido, por cada risa, por cada consejo, por cada silencio cómodo. Con tu amistad, me siento más fuerte, más capaz y más agradecido por todo lo bueno que ha llegado a mi vida. Y aunque no puedo prever lo que vendrá, sé que mientras seas parte de mi día a día, cualquier desafío será más fácil de superar.
Recuerda, siempre habrá hueco bajo mi paraguas en los días de lluvia.