Un amor imposible

En la tranquilidad de mi casa, apoyado en la barandilla de mi balcón, mirando a las estrellas.
En el silencio de mi hogar, con el teléfono en la mano, esperando tu llamada que me haga volverme a enamorar.

Porque cada momento sin ti, es una larga espera para mí. Cada instante, cada segundo que mi mirada roza con la tuya, me convierte en el chico más afortunado. Te siento, te espero porque eres la llama que enciende mi fuego, esa chispa de alegría e inocencia que me transmite paz y tranquilidad al alma.

Tú me das ese poco que le pido a la vida para ser feliz.

Y debo pedirte perdón, perdón por luchar por tu amor, por intentar hacer que me quieras aun sabiendo que no puedes, que lo nuestro es amargamente imposible.

Nuestros destinos, vuelos completamente distintos. Yo en mi viaje, seguiré con la rutina diaria, luchando día a día para no ser devorado. Mientras que tú, estás empezando ahora a diseñar tu vida. Comienzas a dibujar tu futuro, un futuro de un color que para mí quisiera.

Somos dos mundos tan diferentes, dos personas completamente adversas unidas por un mismo sentimiento: El amor.

El amor: Droga que es capaz de arreglar hasta el mayor problema.
El amor: Síndrome de alegría sin sentido, de sonrisa en el rostro y de nudos en el estómago.
¿Quién no se ha enamorado de algo imposible?

– ¿Qué somos?
– No lo sé. ¡Qué más da! Soy muy feliz, ¿Tú no eres feliz?

Por un lado, quiero olvidarla, pero por otro sé que es la única persona en todo el universo que podría hacerme feliz.

Solo quiero que sepas que me enamoré de ti. No me atreví a decírtelo porque pensé que en cierto modo lo sabías y no me di cuenta de como se iba el tiempo.